Una vez se introdujo el BMX a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, Alise se mudó del clima nevoso de St. Cloud, Minnesota a San Diego, California, donde se dedicó a entrenar solo para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Allí comenzó su éxito mundial. Y, aunque ha superado seis lesiones graves, sus mayores desafios han sido emocionales. A los 22 años, su mamá perdió la lucha contra el cáncer, y justo después de los Juegos Olímpicos de Río 2016, su esposo, un compañero olímpico de BMX, sufrió un accidente que lo dejó paralizado de la cintura para abajo. Sin embargo, Alise pudo superar todos esos obstáculos, haciéndose aún más fuerte. Por eso, ella espera que su historia pueda ayudar a otras personas a entender y aceptar su camino.